Formato completo, 12 megapíxeles y una sensibilidad de más de 400.000 ISO. Muchos fotógrafos no necesitan escuchar nada más para caer postrados ante la nueva Sony A7S, entonar el aleluya y empezar a pensar en ella como ese relevo de la Nikon D700 que jamás llegó y que algunos todavía hoy siguen esperando.
Así que da igual que en realidad esto sea más una cámara de vídeo que de fotos. O que Sony ponga el acento en sus prestaciones para la grabación y la salida 4K, y se muestre rodeada de decenas de accesorios para convertirla en casi una cámara de cine.
Es pequeña, tiene un visor electrónico integrado muy decente, un sensor que promete mucho, y esperemos que un precio no demasiado desorbitado. ¿Estamos entonces ante la cámara de reportaje definitiva? Porque, no nos engañemos, esos 12 megapíxeles no sólo son suficientes para vídeo, sino también para la mayoría de usos fotográficos, incluidas las publicaciones con miras profesionales.
Es cierto que cojea la gama de ópticas -pero los adaptadores y la posibilidad de usar objetivos antiguos es una buena baza- y que el enfoque tiene pinta de ser simplemente correcto, por mucho que prometa maravillas con poca luz. Pero más allá de estas dos cuestiones, por filosofía y tamaño seguro que muchos reporteros ya le están poniendo ojitos.